Curso XII - Enseñanza 10: El Superior Guía del Alma

Los Hijos que empiezan el Sendero, y sobre todo si son jóvenes que aún tienen que definirse en la vida, no conocen su vocación.
El problema vocacional es la gran responsabilidad del Superior. Él ha de observar bien a los Hijos que emprenden el camino espiritual para saber si tienen verdadera vocación y cual vocación.
Para que esto sea posible el Superior hará que ellos reconozcan la necesidad de permanecer en una tranquila y atenta expectativa, en el lugar y en la posición en que la providencia los ha ubicado, pues es éste el único medio para que la vocación verdadera se manifieste.
Los jóvenes se creen llamados a cumplir una misión y estos estados internos, en lugar de ser verdaderas vocaciones, son la predisposición natural de la edad, del ambiente y de las aspiraciones individuales. La vocación se manifiesta paulatinamente. Sólo en algunos casos extraordinarios se manifiesta de golpe.
La mayoría de las veces el llamado vocacional paulatino se manifiesta por tres grados:
El primero es el llamado vocacional del adolescente; es la primera manifestación o sentir de reconocimiento de la individualidad del ser.
El joven tiene su nombre y apellido y conoce el punto terrestre a que pertenece, pero eso es una experiencia completamente exterior, ya que, enseguida que la inteligencia empieza a actuar, empieza también a formularse las primeras preguntas fundamentales: ¿A qué he venido al mundo? ¿Qué soy? ¿Cuál es mi verdadero nombre?
Estas preguntas son la necesidad imperiosa del alma de poseer su cédula de identidad espiritual.
Cuando esta necesidad de identificación se agudiza o hace crisis produce el inevitable choque del adolescente contra la familia, contra los métodos que se le han impuesto, contra la comunidad social a la que pertenece.
Es una fuerza que brota en el joven y que le fuerza a la identificación con algo que le haga sentir independiente.
Esta rebeldía siempre incomprendida por los mayores, esta lucha de las potencias jóvenes del alma contra las ondas mentales endurecidas de los ya formados, tiene a través de la idealización, un aspecto vocacional. Brota a través de la adhesión del Hijo rebelde a una idea o a una corriente nueva y mal mirada por los viejos conservadores.
A veces esta vocación juvenil no es un ideal, sino un simple gusto que se vuelve manía, y es un modo para que las juventudes desgasten sus energías. El baile, las diversiones, los paseos, los deportes y hasta los juegos.
El Superior inteligente verá que hay un proceso de esto en todos los jóvenes, esta rebeldía vocacional que los adhiere a algo que ellos creen su ideal o su fin y no modificará este estado del alma en forma radical, sino que habituará al alma a estar allí, quieta, atenta, expectante.
Luego procurará depositar en esta alma un nuevo centro de atracción para que sea en este nuevo centro donde ella vuelque ahora su expansión, pero como centro de su propia conquista y no cesión de los demás.
Es entonces que se efectúa el segundo llamado vocacional, el verdadero llamado.
El adolescente, libre de las trabas de su personalidad reprimida, dentro de un campo de acción en donde se expande y vive de por sí, nace, o es como si naciera a nueva vida.
Es aquí que siente su verdadero llamado. Tiene la plenitud de la vida en sus manos, tiene la mente tranquila y el corazón sosegado, siente lo que es, sabe lo que quiere llegar a ser y si puede llegar a realizarlo.
Es un llamado íntimo del ser, un deseo de creación: crear algo como expresión íntima del ser para alcanzar la felicidad.
Es aquí que el Superior ha de llevar a los Hijos con mano fuerte para que de entre las fantasías surja la imagen que ha de determinar toda la vida integral del joven. Podrá el joven después triunfar o fracasar, pero este llamado verdadero y real será siempre para él como un norte y, aun si aparentemente fracasara, se valdrá de su fracaso para volver a levantarse y seguir en el camino de la vida. Cuando el Hijo sabe lo que quiere y lo que vale entonces llegará a su corazón el verdadero llamado, el llamado espiritual, el llamado de liberación.
El Superior ha de esperar atentamente esta hora de Dios para llevar al Hijo con mano firme por la senda únicamente espiritual.
Precipitar este estado en el ánimo del Hijo, o demorarlo, sería igualmente malo.
Es éste el llamado vocacional que conduce a la verdadera vida espiritual que se manifiesta en el alma después que se ha reconocido a sí misma y medido sus posibilidades, al comprobar lo transitorio y lo vano de las cosas del mundo.
Es ésta una necesidad íntima de llegar a la verdadera expansión, de hacer de lo espiritual el centro de su alma desde el cual todas las demás cosas derivan.
A veces este estado íntimo de expansión no puede ser controlado y el alma, si no está bien dirigida, puede perderse en un sueño de irrealidad.
El Superior es aquél que vigila este estado de ánimo, este momento álgido.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

Relacionado