Himno al Maitreya
Amado Maitreya: habítanos.
Revélanos el misterio del amor.
Soledad inconmensurable del que sin ser humano vive entre los hombres.
Y se hace hombre en el más puro, insondable acto y sacrificio de amor.
Pureza, luz eterna de un amor sin mancha.
Solo, y a su vez uno con las almas.
Te llamamos a las puertas del Divino Santuario.
Te glorificamos para ser elevados al Amor.
Te adoramos en el fondo más profundo de nuestro corazón.
Húndenos más y más en el centro del corazón, hasta dejar de ser un hombre aislado y perdido.
Dejar de ser una ilusión.
Pongo en tus manos divinas mi pequeño corazón.
Dejarse caer en el interior de esa cámara secretísima, donde todo es quietud, sosiego y calma.
Donde el corazón se trueca por el corazón de la Divina Madre.
Que este pecho albergue al Divino Corazón, infinito, eterno.
Enséñanos a no querer más.
A no sentir más.
A no ser más.
Que no haya ni una mirada hacia uno mismo.
Ni un gesto de uno mismo.
Ni un sentir de uno mismo.
Que ese uno mismo no calcule más.
No ser nada.
Misterio divino.
Quítanos esta conciencia que nos mantiene separados.
Transpórtanos al Reino del Uno, Eterno, Infinito Ser.
Ver sólo la luz inmutable.
Si nuestra mirada se quedara allí, quieta, sería yo la Eternidad.
Que lo único que quede en el alma sea sólo herramienta para tu Obra.
Que cada instante de vida sea para llamarte, conocerte, adorarte.
Haciendo de nuestra ofrenda diaria holocausto perfecto.
Que para mirar hacia la luz sea más luz para los que están solos y desamparados.
Que por vivir en el Amor, el corazón sin movimientos sea albergue y templo para el que busca amar.
Llamar almas, albergar almas.
Y todos unos recorrer el camino hacia la luz.
Revélate, y el amor de las almas Revelarás, Crecerá, y se Expandirá.
¿Dónde estás?
En el centro más íntimo y secreto de cada Corazón.
Oculto, cuando uno sigue siendo un pequeño corazón.
Luminoso, cuando se renuncia a ser, dejando lugar al Divino Corazón.
Más, ven a tus almas ya.
Haz de nosotros granitos de ese puente que tiendes entre el Cielo y la Tierra.
Sumergiéndonos en la infinitud de tu Conciencia Divina.
Toma todo lo que soy para no ser.
Sólo la Chispa Divina, Eterna, sea Tú mismo.
Enséñanos a llevar todo hacia la Unidad Eterna.
Al Reino de lo Inefable.
Enséñanos a descubrirte en el más profundo centro del corazón.
Donde cabe todo.
Romper el corazón del hombre, fundirlo en el fuego divino para que se revele el corazón eterno de la Divina Madre.
Ser Tú mismo.
Así una vida será Vida.
Expansión que penetra en el ser de todas las cosas.
Enciende nuestra vocación con el fuego de tu Amor por las almas.
Hazla amar hasta la muerte.
Y querer para sí el holocausto total que Tu alma enseña.
Tómame todo.
Que si una infinitésima gota quedara guardada, hiere y es muerte.
Ser Tú mismo.
Recíbenos al centro invariable.
Vernos todos en uno.
Allí cada alma lleva a las almas. Cada corazón cabe en el Único Corazón.
Ahehia ote Hes.
Eret Hes ote Ahehia.