El voto de obediencia es esencialmente un acto puro de realización espiritual.
La senda espiritual puede ser recorrida durante un trecho por el esfuerzo de voluntad del Hijo pero, cuando éste llega a cierta altura donde las rutas adquieren carácter trascendente, es necesario que el Hijo abandone su voluntad.
La Idea Madre refleja el pensamiento Divino, pero al plasmarse éste en el plano humano, toma formas diversas, anima tendencias diferentes.
Lanzada como un único rayo de luz, se difracta al tocar el plano contingente de la vida.
La renuncia practicada por el Hijo lo conduce al descubrimiento del secreto del Universo. Por ello el Hijo termina por ser la renuncia.
La integridad del secreto del universo está en una palabra, en un solo movimiento vibratorio simple, que es esencia y existencia de la armonía de los valores divinos y humanos.
Renunciar para lograr la propia felicidad a través de la liberación, desvinculado de la Humanidad a la que se pertenece, sólo sería una nueva forma de egoísmo.
Más importante que la solución de los propios problemas, de los propios males, es contribuir a la solución de los problemas y los males de los demás.
Cuando se llega a experimentar, como algunos logran en forma de extraordinaria plenitud extática, los goces del mundo material, tanto sensuales como intelectuales, surge la pregunta invariable e ineludible sobre el por qué de la renuncia.
Cafh participa activamente en la formación del hombre futuro, modelando ya al mismo en su seno. La imagen del hombre futuro se concreta en la imagen del Hijo Ordenado, Sacerdote de Cafh.