Al penetrar en la Gran Corriente de Cafh el Hijo promete cumplir fielmente con los deberes y obligaciones que impone el Reglamento. La permanencia dentro de Cafh sólo está condicionada, entonces, por la estricta observancia del Reglamento que los Superiores le presentarán; pero, si en el alma se ha agigantado el hambre de Dios que un día la conmovió y si el afán de liberación se ha acrecentado en él, si el Divino Amor ha herido más su pecho o ha inflamado más su mente el Divino Misterio, no ha de bastarle la mera observancia de los artículos e incisos del Reglamento, sino ha de ponerse en contacto con el Espíritu del mismo.
Cafh es una sintonización de almas entre sí. Hace abstracción de la personalidad mundana de sus miembros y sólo consagra como Hijos a las almas. Aun como agrupación de hombres es ideal, pues reúne a determinados individuos sólo con un hilo magnético y anímico.
Después de la autoridad primera de Cafh, que es la de su Caballero Gran Maestre, todos los Hijos quedan sujetos a las disposiciones del Reglamento.
Mediante esta sujeción disciplinaria, el alma introduce paulatina y progresivamente en su vida el Espíritu del Reglamento e intensifica en sí misma la corriente de Cafh.
Una es Cafh y una la cabeza que la dirige, y de esta autoridad única y suprema está investido el Caballero Gran Maestre.
La Gran Obra requiere que las diferentes obras espirituales que se realizan a favor de las almas estén representadas, en su conjunto, no por una mente desordenada, o por individuos y esfuerzos bien intencionados pero sin cohesión, sino por una expresión única de su labor, de su ideal, y de su voluntad de hacer el bien.
Un nombre original ha querido la Madre Divina que lleven los miembros de Cafh; Hijos los llama el Reglamento.
Mientras otras órdenes han hecho llamar a sus miembros hermanos, haciendo prevalecer el vínculo de quienes están unidos por una misma fe o ideal, Cafh hace prevalecer, no el vínculo de los miembros entre sí, lo que podría dar origen a la palabra hermanos, sino el vínculo que existe entre los miembros y Ella: Hijos y Madre, Chispas y Fuego, Ríos y Mar.
Una Tabla es un conjunto de Hijos que actúa en un determinado radio magnético de un lugar, en el que cumple una misión espiritual. Cuando está completa tiene 43 miembros que se agrupan en la forma descripta en el capítulo anterior.
El Reglamento establece los requisitos de orden externo que deben reunir los candidatos para el ingreso a una Tabla. Dichos requisitos son:
a) Gozar de una buena reputación. Esta es la seguridad de haber llevado el candidato una vida discreta, sin inclinaciones morbosas hacia el mal; seguramente la Gran Corriente dañaría a seres con semejantes inclinaciones, en vez de favorecerles.
La labor de Cafh incide sobre las almas en particular, agrupadas a los fines de la enseñanza espiritual, en núcleos de siete Hijos cada uno. Cada grupo tiene sus características, su labor y su misión; de ahí que los Hijos de una Tabla nunca se reúnan en pleno, sino en grupos, salvo algún acontecimiento o festividad prevista.
Cafh es un organismo vivo. Se desarrolla y crece en la medida en que los Hijos ponen fervor, respeto y dedicación hacia el mismo, como organización o como agrupación de almas.
Los ejercicios espirituales de Cafh capacitan al alma para el logro de la técnica de la ascética y de la mística.
Los ejercicios espirituales, en su conjunto, hacen que esta técnica habitúe al cuerpo físico, a las facultades psicológicas y a las fuerzas mentales a orientarse subconscientemente y superconscientemente hacia el fin propuesto: la Unión con Dios.