La libertad y la justicia no están al alcance del hombre encarnado. Para alcanzarlas tiene que remontarse hasta las más elevadas dimensiones de la realidad, sea por el esfuerzo ascético místico o por evolución natural encarnando repetidas veces durante millones de años junto a la Humanidad, haciendo todas las experiencias, conociendo el bien y el mal, los sufrimientos, la más profunda desolación.
Vivir sin religión es natural. Las religiones son instituciones creadas por los Grandes Iniciados para organizar la vida social en épocas que nadie sabía leer ni escribir, las costumbres eran primitivas, no se conocía nada de las fuerzas de la naturaleza y, de alguna manera, la elevaron por encima del fetichismo tribal y los impulsos instintivos.