La Magia Ciencista del Renacimiento y de los tiempos de Catalina de Médicis llevó, sin embargo, a la restauración de las Órdenes Esotéricas.
En París, en los salones y cafés donde se refleja la agitación, la curiosidad y también la credulidad intelectual del tiempo, hormiguean ocultistas de buena fe y charlatanes entre los que -temiendo de unos y otros-, está el cartomántico Eteilla Alliette, que se dice ser alumno del Conde de Saint Germain.
Es en el siglo XVIII cuando se cimientan las Ordenes Esotéricas.
Martínez de Pasqualis representa el prototipo moderno del Fundador de escuelas esotéricas.
A los 18 años salió del Portugal rumbo a Oriente, de donde regresó varias veces, creyéndose que estuvo en Turquestán, en la meseta de Pamir, regresando por última vez a la edad de 42 años, en que comenzó su misión de Fundador, que duraría diez años, período en el cual llenó de sociedades secretas toda Francia y países vecinos que serían el teatro de la gran revolución que se estaba gestando.