La magia rosada se practica cuando se desea lograr sensaciones que corresponden a un estado de evolución ya trascendido por el ser.
El alma que entra al sendero experimenta en las prácticas espirituales, en un principio, un cierto deleite, pero la experiencia enseña que no puede detenerse allí, pues el discípulo ha de lanzar sus fuerzas sensoriales cada vez más arriba hacia el cerebro, hacia la visión espiritual.