Desde que en el mundo se levantó el primer altar a una divinidad, nació, con él, la imagen y el símbolo.
Los Grandes Iniciados de la Raza Aria presentaron una forma o una imagen a los hombres a quienes querían instruir en las verdades eternas; de religión en religión, de filosofía en filosofía, de secta en secta, las imágenes simbólicas llegaron hasta la cuarta dinastía de Egipto, que inmortalizó estos Símbolos Divinos con las figuras del Tarot.