Se debe tener bien presente la diferencia entre placer y gozo espiritual.
El placer es cosa de la carne y por lo tanto fugaz y perecedero como ella. Muchos hombres creen que el placer es un premio de Dios y que el dolor es Su castigo, sin darse cuenta que ambos no son más que consecuencias de la satisfacción o privación de un apetito sensual propio de su naturaleza humana.