La Magia Ciencista del Renacimiento y de los tiempos de Catalina de Médicis llevó, sin embargo, a la restauración de las Órdenes Esotéricas.
En París, en los salones y cafés donde se refleja la agitación, la curiosidad y también la credulidad intelectual del tiempo, hormiguean ocultistas de buena fe y charlatanes entre los que -temiendo de unos y otros-, está el cartomántico Eteilla Alliette, que se dice ser alumno del Conde de Saint Germain.