La Raza Americana está dando los primeros pasos, como un bebé, vacilantes, temblorosos, inciertos. Están envueltos en los remolinos de la antigua raza y resulta muy difícil identificarlos, reconocer las señales nuevas en una sociedad colmada de novedades y apariencias.
Si el ser renunciara, no a las cosas que él cree perjudiciales para su bienestar, sino por amor a la libertad, alcanzaría en vida una felicidad inenarrable, una serenidad a toda prueba, un estado de éxtasis natural indescriptible.
La Contemplación es el paso definitivo que da el alma desde la Ascética a la Mística.
Se le llama Ciencia Secreta de Dios y Don Divino porque a esta altura del desenvolvimiento espiritual el alma es directamente ilustrada por los Maestros; por esto mismo algunos creen y aseguran que ella es un don, una gracia que sólo tienen determinadas almas privilegiadas y que no todas, ni aún las muy adelantadas, pueden pretender llegar hasta aquí.