La libertad y la justicia no están al alcance del hombre encarnado. Para alcanzarlas tiene que remontarse hasta las más elevadas dimensiones de la realidad, sea por el esfuerzo ascético místico o por evolución natural encarnando repetidas veces durante millones de años junto a la Humanidad, haciendo todas las experiencias, conociendo el bien y el mal, los sufrimientos, la más profunda desolación.