La invocación a los Ángeles se pronuncia en coro, cuando se emprende un viaje, o cuando es necesaria una ayuda particular de las fuerzas superiores. En los Retiros se recita después de la Conferencia de la tarde.
En esta Oración, Manetras mar sem el, primero se recita el Salmo 44, que se designa con la primera palabra de su versículo 4: Accingere. Después de este Salmo se recita el Mar sem el.
El primer Himno corresponde a la Rueda Sacra; se recita el día Lunes.
OM ANK BUHM Buhmi buhm ainaniel
Buhm sem el ainaniel
Atalaca samacha acha
Buhmi naca telurica acha
El Quinto Himno corresponde a la Rueda Laríngea; se recita el día Viernes.
OM ANK FOA Bohas ab Jakin Foa
Ahehia ote Hes Foa
Babeel Astere Foa
Anhunit abe Philo Foa
Cuando los Hijos se saludan:
“Ahehia ote Hes”
“Eret Hes ote Ahehia”
La Divina Madre es
Y su vida es Eterna.
Advertencia cuando se comete una falta:
“Tan, Talac, Talami”
Cuando se emprende viaje, enseguida que parte el vehículo se dice la siguiente oración:
“In viam mandatorum tuorum ambulaveri, Domine”
“Procedamos in pace”
Sigamos a Dios
Caminemos en paz.
“Espíritus protectores, Santos Guardianes encomendados por Dios para guiarme en la senda de la Vida; Místicos Peregrinos de la Humanidad que conocéis los senderos más ocultos y apartados del mundo, tomadme bajo vuestra protección y sed mis guías en este camino, para que todos mis pasos sean rectos, justos y orientados hacia el triunfo del bien y para la gloria de Dios”.
Las larvas, los elementales y las entidades inferiores buscan pan, alimento vital, continuamente.
Por eso rodean los ambientes propicios, acechan a los hombres incautos que abren con facilidad sus potencias etéreas a impulsos de las pasiones bestiales.
Según una antigua tradición, los Santos Maestros desde los planos superiores diariamente dibujan en el horizonte el Sagrado Signo de la Bendición.
Todos los días, y en especiales ocasiones, el Maestro levanta su mano para hacer el místico signo que ha de llegar como lluvia benéfica sobre todos sus discípulos, y une la fuerzas de todos a las Fuerzas Cósmicas, y derrama su fuerza uniéndola a sus Hijos.
Las siguientes letanías, en las que se pronuncian los Nombres Sagrados, pueden ser cantadas individualmente; pero generalmente ello se realiza en conjunto, con la finalidad de trazar en el espacio y sobre la substancia etérea la imagen áurica de la Sagrada Reunión.