Curso XXXVII - Enseñanza 7: La Cavidad Pelviana
La cavidad pelviana es el fondo ciego que cierra la parte inferior del tronco; está constituida por una cintura esquelética, formada por la columna sacrocoxígea y los huesos ilíacos.
En el hombre contiene los cólones, la vejiga, la porción pelviana de la uretra, las vesículas seminales, los conductos deferentes, la próstata, el plexo sacro y sus nervios; en la mujer contiene, además de los cólones, la vejiga, parte de la uretra y el plexo sacro, los ovarios, las trompas, el útero y la porción superior de la vagina.
La región pelviana está determinada, en su parte anterior, por una línea imaginaria que pasa por ambas espinas ilíacas ántero superiores y en su parte posterior, por el borde superior de los huesos ilíacos.
En el interior del coxis está el depósito del Éter Cósmico.
Allí se forman y organizan los distintos grupos atómicos, que se distribuyen en los centros secundarios de esta región.
El Éter Cósmico vitaliza a todos los centros, primarios y secundarios del cuerpo humano.
La región coxígea posee siete centros secundarios propios, localizados donde enseguida se expresa:
- En la inserción posterior del escroto, o nacimiento posterior de la vulva. Su función consiste en vigorizar al organismo y darle aspecto juvenil.
- En el orificio anal; posee la propiedad de alejar a las enfermedades y su manifestación consiste en la secreción de las glándulas anales.
- En el glande o en el clítoris; da la facultad de atraer a los seres del sexo opuesto.
- En la terminación inferior de los cuerpos cavernosos; estimula la eyaculación y el goce sexual.
- En la sínfisis pubiana; frena la eyaculación y goce sexual.
- En la parte superior de la albugínea del testículo derecho o parte superior del ovario izquierdo; determina la dosis de la masculinidad del ser.
- En la parte inferior de la albugínea del testículo izquierdo o parte inferior del ovario derecho; determina la dosis de la femineidad del ser.
Todos estos centros secundarios tienen funciones específicas casi autónomas.
La región sacra, a su vez, posee también siete centros secundarios propios: - En la porción central de los conductos deferentes o, en la mujer, en las glándulas de Bartolino; permite rechazar o expeler lo que no conviene a la naturaleza sexual del ser.
- En el canal espermático de la próstata o en el cuello del útero; permite al organismo renovarse integralmente, cada septenio
- En el periné posterior o sea entre el ano y la inserción posterior del escroto; regula las emociones, especialmente las sexuales, según convenga excitarlas o atemperarlas.
- En el surco interglúteo, entre el ano y el coxis; permite la comunicación con el centro medular correspondiente, para fortificar su vibración.
- En las vesículas seminales o glándulas uterinas; permite conservar, en ambos sexos, la potencia sexual.
- En la terminación de los conductos deferentes o, en la mujer, en los ligamentos redondos; interviene en el aspecto sensorial de los miembros, en lo que se refiere a la sexualidad.
- En la vejiga; regula la continencia, especialmente la del esfínter vesicular.
Además, entre los huesos y el periosteo de la pelvis, se encuentran otros siete centros secundarios: - En la base del hueso sacro.
- En la fosa ilíaca derecha.
- En la fosa ilíaca izquierda.
- En el acetábulo derecho.
- En el acetábulo izquierdo.
- En la sínfisis pubiana.
- En los isquiones; éste otorga el poder de la clarividencia para percibir a los elementos químicos de la Tierra.