Curso XXXVII - Enseñanza 6: La Nutrición y la Sangre
La sangre es el centro de todos los fenómenos de la nutrición.
Todos los elementos constituidos por los átomos ponderables, dinámicos e imponderables, son absorbidos por la sangre, la que los asimila, elabora, sutiliza y expele.
La absorción se realiza por tres modalidades: por la digestiva, por la secreción de las glándulas internas y por la respiratoria.
Después de utilizados, estos elementos son nuevamente expelidos por la sangre como elemento de desecho: agua, substancias solubles y gases, especialmente anhídrido carbónico.
Pero la labor más extraordinaria que efectúa la sangre es la de los cambios de su propia elaboración, tan poco conocida aún, y que son los verdaderos productores de todos los fenómenos ya estudiados en el organismo.
La sangre está constituida, en gran parte, por átomos X2; estos átomos se encuentran en ella en cantidad mayor que los demás átomos ya descritos, pertenecientes a una categoría más densa, formado por los átomos X y H.
La sangre tiene sobreabundancia de átomos X2, con la correlativa disminución de átomos más sutiles aún, átomos X3 y los sucesivamente superiores, hasta llegar a los átomos astrales.
Puede asegurarse que la sangre es el único elemento físico que contiene átomos astrales libres de unión con los físicos, aunque en cantidad muy limitada.
Mediante estos átomos astrales, el ser puede ponerse en contacto con los mundos astral y superiores.
Las glándulas aptas para ciertas funciones suprafísicas, no las podrían cumplir sin el aporte de estos átomos astrales.
La importancia de la pureza de la sangre en el producto de la reproducción es muy grande, por haber diferencia atómica astral, cualitativa y cuantitativa, entre las diversas razas y entre individuo e individuo.
Estos átomos aumentan en la sangre a la par del progreso espiritual del ser y de la raza. Además, son los verdaderos elaboradores de los átomos X y H, por medio de los elementos que llegan a la sangre.
Se sabe que la sangre atrae y asimila a estos elementos, a través de los tejidos epitelial, conectivo y profundo, siendo conveniente que los vaya expeliendo en la misma proporción en que los haya absorbido.
A veces, la elaboración interna sanguínea es lenta; expele cada vez menor cantidad, o en deficiente proporción, dejando rastros de lo no eliminado en dichos tejidos; esto es causa de todo disturbio orgánico, enfermedad, envejecimiento y muerte.
Cuando en la sangre aumentan los átomos astrales, obtiene mayor vida y ritmo normal; por lo tanto, es de vital importancia para el estudiante, mantener su sangre pura y saber cómo acrecentar los átomos astrales.
Estos átomos se eliminan por el plexo fundamental y la función reproductora; se distribuyen en la sangre por las pequeñas diferencias de temperatura en ella, controladas por el bazo y el plexo esplénico; se acrecientan con el correcto ejercicio respiratorio, por intermedio del plexo solar; se multiplican entre sí por intermedio de la circulación sanguínea, controlada por el plexo cardíaco y aumentan en número por absorción de elementos astrales depositados en la médula espinal, controlada por el plexo laríngeo.
Cuando, en los seres excepcionales, aumentan mucho en número estos átomos astrales, se depositan en la sangre átomos mentales; éstos acercan al hombre a la Liberación Espiritual, aún cuando esté vivo sobre la Tierra.