Curso XXXVII - Enseñanza 2: Fisiología Atómica
El funcionamiento del organismo humano depende de la armonía de los diversos grupos atómicos entre sí.
Los elementos para la formación y organización de los grupos atómicos ponderables son extraídos del Éter Cósmico, mediante los alimentos.
Los elementos para la formación y organización de los grupos atómicos dinámicos son extraídos del Éter Cósmico en su aspecto energético; y los que forman y organizan los grupos atómicos imponderables son extraídos del Éter Cósmico en sí, a través de los Centros de fuerza, o Ruedas Etéreas.
Los átomos ponderables eran llamados por los alquimistas y físicos medioevales “sal”; los átomos dinámicos, “azufre” y los imponderables, “mercurio”.
La eliminación de los átomos ponderables enriquece a la Tierra y a su fauna; la de los átomos dinámicos enriquece al aire, al clima y a la flora; y la de los átomos imponderables, al aura de la Tierra, a las fuerzas elementales de la Naturaleza y la vida de las almas grupales.
Es necesario tener bien en cuenta sobre qué parte del cuerpo, del organismo, actúan los diversos grupos atómicos, para conocer, en consecuencia, el origen de las diversas enfermedades.
Los átomos ponderables sólidos dotan al organismo de los diversos minerales; entre éstos, los principales son el fósforo y el calcio, si bien todos ellos existen en él.
Los hombres de ciencia saben que existen diversos minerales en el organismo, aunque no la totalidad, pues algunos existen en proporciones infinitesimales.
Los átomos ponderables influyen sobre el esqueleto, los tejidos musculares y el crecimiento. Dan vitalidad al organismo.
Se eliminan, en gran cantidad, por la esperma; o son reabsorbidos por la sangre.
Tienen, en el Mundo Astral, forma cuadrada y corresponden a la Rueda Fundamental.
Los átomos ponderables líquidos dotan al organismo de agua, que contribuye en una tercera parte del peso total del cuerpo humano.
El agua está en todos los elementos líquidos del organismo, en combinación o cristalización.
Estos átomos intervienen en la producción de hidratos de carbono y en la formación de los diversos azúcares: glucosa, dextrosa y sacarosa, así como en las proteínas.
Influyen especialmente sobre los órganos de la vida vegetativa: estómago, intestinos, hígado, riñones y bazo y tienen notable preponderancia en el desenvolvimiento de las diversas etapas de la existencia, que disminuye paulatinamente a medida que se envejece. Dan flexibilidad al organismo.
Su eliminación se efectúa por intermedio de los riñones, por la orina y a través de la piel, por el sudor.
Tienen en el Mundo Astral, forma de media luna invertida; corresponden a la Rueda Esplénica.
Los átomos ponderables luminosos dotan al organismo de las grasas, glicéridos, lípidos y jabones.
Constituyen las envolturas grasosas de los nervios, se hallan dentro de las células nerviosas e influyen sobre el sistema simpático, especialmente.
Dan calor al organismo y, mediante el jugo pancreático, forman diversas combinaciones, para ser absorbidos; mantienen en buen estado el sistema nervioso generando la energía que mantiene la resistencia, adaptando el organismo a la vida.
Su eliminación se efectúa por transformación en el quilo, por los excrementos, por osificación y por combustión interna.
Tienen, en el Mundo Astral, forma triangular; corresponden a la Rueda Solar.
Los átomos dinámicos gaseosos dotan al organismo de los tres movimientos fundamentales: el respiratorio, el circulatorio y el peristáltico del sistema digestivo.
Estos átomos influyen sobre los pulmones, la sangre y los jugos digestivos.
Forman, especialmente el oxígeno, que existe en casi todas las substancias orgánicas. Están en la sangre, en forma de materia colorante, como constituyentes de la hemoglobina en los glóbulos rojos.
También forman el hidrógeno, que está en todo proceso de descomposición orgánica.
Dan movimiento al organismo y contacto con el exterior atmosférico.
Estos átomos entran en la composición de los fermentos y de las toxinas y su eliminación se efectúa por medio de estas últimas.
En el Mundo Astral tienen forma espiral; corresponden a la Rueda Cardíaca.
Los átomos dinámicos magnéticos dotan al organismo de las substancias ácidas: estéridos, aromáticos, úricos, biliares y de las sustancias alcohólicas.
De la carga magnética depende la proporción de estas sustancias, que dará la salud o la enfermedad al organismo. Influyen sobre las distintas corrientes magnéticas que corren por él a través de la sangre y de ambos sistemas nerviosos.
Dotan al organismo de la linfa magnética y le dan energía.
Se eliminan por la sangre.
Tienen en el Mundo Astral, forma circular; corresponden a la Rueda Laríngea.
Los átomos dinámicos radioactivos dotan al organismo del sistema glandular.
Circulan por hilos magnéticos tendidos a través de las diversas glándulas manteniéndose, alternativamente, en actividad y descanso.
De la perfección de este ritmo depende el buen funcionamiento glandular.
Dotan al organismo de las diversas emociones necesarias para la vida y dan sensibilidad interna por el movimiento endócrino.
Se eliminan por la secreción externa de los emultorios; corresponden a la Rueda Visual.
Los átomos imponderables mentales dotan al organismo de las tres masas cerebrales: cerebro -con la médula espinal-, cerebelo y cerebro solar.
Sus centros de fuerza residen en la glándula pineal, que es el punto de contacto con la Entidad Espiritual del ser.
Dotan al cerebro de la carga necesaria para discernir.
Se eliminan a través de las ondas mentales sobreabundantes; corresponden a la Rueda Coronaria.