Curso XXXVII - Enseñanza 15: Equilibrio de los Átomos

Para mantener sano el organismo y curar las enfermedades cuando se ha perdido el equilibrio vital del mismo, es indispensable restablecer la armonía entre los distintos grupos atómicos.
Esta armonía debe existir siempre, según el antiguo dicho: “Medici tibi fiant haec tria: mens laeta, requies, moderata diaeta”.
Los átomos ponderables tienen en el mundo físico formas poliédricas; cuando predominan, si se pudieran observar, darían la imagen de un campo cuadriculado.
Como influyen sobre el esqueleto, músculos y tejido conjuntivo del ser; cuando su número excede de lo normal tienden a endurecer las articulaciones, a quitar la elasticidad del organismo y a producir arterioesclerosis.
Además, al predominar los átomos ponderables sobre los otros, ganan en poderío y se reproducen con mayor facilidad; para disminuir su influencia es necesario el control de la alimentación.
A los 40 años se suele comer como si se tuviera 20.
El calcio, que es el principal auxiliar de los átomos ponderables y que en la adolescencia es tan indispensable, a partir de los 40 años se torna en enemigo.
También sucede algo semejante con los demás elementos, produciendo diversas enfermedades.
Para restablecer el equilibrio es necesario no restringir el total de la dieta, sino alternarla, por ejemplo, en la siguiente forma: durante un año se suprime la carne; durante el siguiente, se disminuyen los hidrocarbonados; durante el subsiguiente, las grasas.
Los átomos dinámicos tienen forma esferoidal y se hallan en número constante; lo que mantiene este ritmo favorable es la correcta respiración del hombre, espontánea o adquirida.
Cuando los átomos dinámicos están en desequilibrio numérico respecto de los restantes el hombre no alcanza a un término normal de vida.
Los átomos imponderables poseen formas diversas y variables; en el hombre actual no se hallan en número estable.
En algunos tipos de la sexta subraza se percibe un considerable progreso en esta estabilidad numérica. Si el hombre pudiera armonizar sus átomos constitutivos, sería un verdadero dios sobre la tierra, un ser libre y feliz; no conocería ni la enfermedad ni la vejez y podría, vencedor de la muerte, pasar a los mundos superiores con pleno conocimiento. Uniría el placer y el dolor de tal modo que, para él, el dolor nunca llegaría al punto de desesperación, ni el placer, al punto de paroxismo.
Estas dos fuerzas, en lugar de chocar entre sí, por una divina antinomia armonizarían de tal modo que, al no haber ni dolor ni placer excesivos, darían al ser la continua estabilidad de la paz y de la felicidad.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

Relacionado