Curso XXXVII - Enseñanza 13: Los Ojos
El fondo de ojo tiene, en las enseñanzas esotéricas, una gran significación. Recibe, por medio de las vibraciones atómicas físicas ya estudiadas, desde el interior del organismo, vibraciones potenciales negativas, que reflejan el estado vital del mismo.
Recibe de la luz solar, vibraciones positivas. Las que pueden ser útiles al organismo son captadas por un campo magnético.
Todas las vibraciones positivas chocan entre sí en la retina; las que no son útiles desaparecen. Las útiles, chocan contra las vibraciones negativas en todo el fondo del ojo, produciendo una coloración característica en esta zona. Según el color, forma e intensidad de estas radiaciones, se puede conocer el estado del organismo.
Los centros secundarios de los ojos están en las circunferencias mayores de las órbitas; hay allí una infinidad de ellos, representados por minúsculas glándulas, hasta hoy desconocidas que, desarrolladas, podrían segregar un líquido especial, vivificador de la retina, que la haría apta para recibir rayos luminosos allende ambos extremos del espectro. Los de onda más corta permitirían ver radiaciones etéricas; las de mayor longitud, un mundo físico más denso.
En la cámara anterior, especialmente delante y detrás del iris, están los centros secundarios introspectivos. Son como pequeños centros o reflectores que permiten ver el cuerpo físico interno, sobre todo cuando una de sus partes está afectada. Esto abona el antiguo aforismo: “Toda enfermedad se ve con los ojos del alma”.
Esta visión, interna y subconsciente, en los seres normales, se hace muy intensa en caso de grave enfermedad de algún órgano, a tal punto que hace vibrar intensamente el centro correspondiente, el punto visual afectado, produciendo un malestar local casi imperceptible, como un suave dolor.
También se anuncia, con este síntoma, la inminencia del desenlace fatal de una enfermedad. Además anuncia, particularmente, la incubación de las enfermedades infecciosas.
En la córnea se hallan 72 centros visuales.
Según su funcionamiento es la capacidad del individuo para distinguir un objeto del otro, adjudicándole el color exacto correspondiente.
Cuando los 18 centros superiores de la córnea decrecen en su vibración, el ser se vuelve miope.
Cuando decrecen los 18 centros inferiores en su vibración, el ser se vuelve présbita.
Cuando funcionan mal los nueve centros secundarios laterales, se produce el astigmatismo.
En la circunferencia mayor del iris están los centros secundarios que captan las ondas cósmicas pránicas astrales. Y, en la circunferencia menor, los que captan las vibraciones pránicas mentales.
Detrás de la mácula hay un centro que resume la actividad de todos los centros descriptos.
Cuando el ser se halla en alta contemplación, estos centros vibran extraordinariamente, haciendo que al volver al estado normal tenga intuición y capacidad para traducir lo experimentado.