Curso XXXVII - Enseñanza 12: Las Extremidades Superiores
Las extremidades superiores tienen muchos centros secundarios.
La mano tiene 16 centros secundarios importantes.
El primero de estos está ubicado en el centro de la palma y dirige el sentido del tacto en general, siendo el depósito o centro astral del aire.
Ambos centros palmares se hallan regidos por los siete centros cerebrales del tacto, que le marcan un ciclo de 52,43 minutos, según Tattwa Solar, durante el cual se alternan en su funcionamiento, positivo y negativo, por el tiempo de 4.43 minutos. Esta alternancia rige para todos los centros que se estudian.
En cada una de las falanges distales hay sendos centros secundarios, subordinados al palmar; tienen una sensibilidad astral característica.
El del pulgar pone al ser en contacto con la Rueda Visual del cuerpo astral; de allí que, bien desarrollado, denote carácter y voluntad.
El del índice corresponde a la Rueda Laríngea; da una sensibilidad extraordinaria para la orientación espacial.
El del medio corresponde a la Rueda Cardíaca; su buen desarrollo da la facultad de atraer y magnetizar a los seres.
El del anular corresponde a la Rueda Solar y da sensibilidad para la comprensión, la claridad mental, la meditación y el conocimiento.
El del meñique corresponde a la Rueda Esplénica; bien desarrollado, previene los peligros y en la hora de la muerte es el primero en perder la sensibilidad. La luna influye sobre este centro.
En las segundas falanges se hallan también sendos centros; desarrollan el sentido del Cuerpo Etérico. Su buen desenvolvimiento favorece la intelectualidad.
El buen desarrollo del que corresponde a la falange proximal del pulgar, capacita la imposición de la propia voluntad y el mando.
El de la segunda falange del índice capacita especialmente a exploradores, viajeros, aviadores y tiradores.
El del medio, da el sentido del amor y de la curación.
El del anular da el sentido de la economía, del éxito en las finanzas y del bienestar en la soledad.
El del meñique da el sentido para comunicarse con los seres descarnados que ambulan en los planos inferiores.
El centro de la falange proximal del índice, si desarrollado, indica apego a los bienes terrenales.
El del dedo medio indica lujuria.
El del anular, superstición y avaricia.
El del meñique, propensión a la muerte violenta y a accidentes.
En la eminencia tenar hay un centro que, bien desarrollado, pone al ser en contacto con los mundos exteriores, astral o físico.
En la muñeca hay tres centros secundarios, dispuestos verticalmente en la parte media.
El distal, no sólo rige los movimientos de la mano y del antebrazo, sino también denota el estado de ambos sistemas nerviosos.
Su buen desarrollo está señalado por el primer surco transversal bien marcado. Actúa sobre el sistema cerebro-espinal hasta los 30 años. El segundo surco indica lo mismo, desde los 30 hasta los 60 años; el tercero, desde los 60 hasta los 90 años. Indican respectivamente, para los mismos períodos, buena memoria.
En el tercio anterior, superior, del antebrazo, hay tres centros secundarios principales, colocados transversalmente.
El externo, pone en contacto al ser con las vibraciones astrales de carácter benéfico.
El medio, con las vibraciones mentales benéficas.
El interno, con las vibraciones mentales cósmicas.
En la parte anterior de la articulación del codo hay un centro que recibe las vibraciones maléficas astrales, en los seres muy sensibles. Hacen que la circulación duela, lo que suele confundirse con reumatismo articular.
En la región posterior del codo hay un centro regulador del calor astral, rodeado de siete centros auxiliares, que indican las medidas de las calorías astrales.
En las axilas hay centros secundarios relacionados con las experiencias fisiológicas de vidas pasadas. Cuando uno de estos estados anteriores vuelve a actuar violentamente en el ser, estos centros dan la alarma, segregando un sudor de un olor característico. En cada axila hay 777 de estos centros.
En la región superior y externa del hombro hay muchos centros relacionados con el futuro desarrollo del hombre, no siendo ahora oportuno hablar de ellos.