Curso XXXIV - Enseñanza 5: Postulados
Los postulados fundamentales de la Teología basados sobre los conceptos de la Revelación y sobre los cuales eleva su magnífica estructura racional son los siguientes:
La Teología es la Única Verdad.
La Teología es un Saber Divino enseñado directamente por Dios.
La Teología tiene por objeto descubrir al hombre el Saber Divino y su relación con Dios.
La Teología es la Única Verdad porque contiene en sí todo, la totalidad de todo conocimiento, racional e intuitivo.
Racional porque toda idea y pensamiento correctamente ilado lleva siempre a una conclusión única e invariable, a un conocimiento que responde y emana siempre de una ley fundamental simple, única y consecuentemente divina.
Intuitivo, porque sólo mediante la intuición, iluminada por la luz infusa de la Revelación, puede el hombre coordinar y sintetizar todas sus ideas en una Idea Única, simple y divina.
La Teología es un saber Divino porque es un verdadero mensaje de Dios dirigido a la intuición del hombre mediante la Revelación, para que éste adquiera racionalmente el conocimiento de Dios tal cual Es, como principio activo del Universo Cognoscible, pero no en su aspecto Indiferenciado e Incognoscible.
Finalmente en el tercer postulado, se expone el objetivo último de la Teología que es descubrir al hombre el Saber Divino no en forma accidental y velada, sino sistemática y realmente. A través del esfuerzo y trabajo que realiza el hombre al enfocar sus pensamientos en los principios revelados, logrará santificar y dignificar su vida y alcanzar eventualmente a través del Éxtasis la Visión Beatífica.
La Teología es esencialmente el camino del conocimiento a través del esfuerzo y aplicación de la razón y auxiliada por la intuición que, como ya se mencionó, recibe la iluminación de la luz infusa de la Revelación.
En consecuencia, el ser que recorre ese camino, el estudiante teólogo, al día de hoy, deberá recurrir a todas las fuentes de conocimiento que se le ofrecen.
Recurrirá ante todo al estudio de los diversos sistemas filosóficos, conocerá y practicará las ciencias de ellas derivadas, inclusive los aspectos fenoménicos de la naturaleza y, recurriendo a todas las formas y medios mentales a su disposición, a través del razonamiento perfectamente ilado, analizando y sintetizando las conclusiones a que vaya arribando, irá descorriendo poco a poco los velos de la ignorancia.
Así y acompañando siempre la actividad mental clara, ordenada y constante con un método de vida de pureza y oración, logrará luego que la luz infusa vaya aclarando su intuición y comience a comprender humanamente las Verdades Reveladas por Dios.
Realiza una verdadera fusión de su mente racional con su mente intuitiva.
Aún hay seres que trascienden esta etapa y logran a través del éxtasis un conocimiento superior en que comprenden aunque sólo fuera potencialmente, las Verdades Divinas no reveladas. Este conocimiento se llama Theología in Deo Clare Visa, mientras que el conocimiento adquirido por el estudio racional al amparo de la intuición se llama Theología in Via y es el que por lo común logran alcanzar los hombres.
El conocimiento extático es de pocos, de los Grandes Iniciados y algunos de sus discípulos, seres que luego vuelcan sus conocimientos en lo que se llama los Dogmas.
El Dogma es entonces una verdad deducida lograda Clare Visa Deo, es decir extáticamente frente a Dios.
Los Grandes Iniciados, por lo general, son los que establecen el Dogma que luego, a través de un discípulo es difundido y explicado llegando al pueblo a través del Sacerdocio.
El Dogma se sintetiza por lo general en una frase conceptual no discutible pero, a través de la doctrina que establece al afirmar una Verdad Revelada, abre el camino que hace posible deducir otros conocimientos y verdades potencialmente implícitas.
En esta forma, a través del razonamiento ilativo correcto, van surgiendo paulatinamente las verdades y conocimiento teológicos.
Se ha dicho que la teología es una actividad esencialmente racional del hombre, característica del hombre Ario, que de por sí sólo dispone de la razón como instrumento constructivo del conocimiento.
Pero se comprende una vez más que sin la Revelación Divina, sin la Luz Infusa con que Dios ilumina su intuición, vano sería su esfuerzo.