Curso XXX - Enseñanza 10: Filosofía Deísta o Dualista

El concepto de un Dios personal como centro y vida de su Universo, creador de todos los seres, es una concepción del pensamiento egipcio.
El Ishwara de los Hindúes es el punto único que une lo Infinito con lo finito; al reverenciar a Ishwara el hinduísta venera a la Eternidad de la cual emana, pero el Dios de Egipto es Él y nada más que Él. Y nada existe fuera de su infinita amplitud y sabiduría. Hasta pudiera ser que los sistemas dualistas de la India fueran adaptaciones de los sistemas egipcios y asimilados a su estilo.
Los antiguos filósofos egipcios, admitían un Ente Eterno poseedor de todo atributo excelente, el cual originaba de su seno a todas las almas, hechas a su imagen y semejanza.
Los postulados filosóficos fundamentales del antiguo Egipto son los siguientes: existencia de un Dios Único, Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
La existencia de seres perfectísimos, semejantes a Dios, o dioses redentores y propiciadores.
Este concepto favorecía a que la idea se transformara fácilmente en religión y ésta, celosa guardiana de sus intereses personales, atribuía a cada uno de estos seres perfectos y semejantes a Dios, un valor satánico, dándoles los mismos atributos divinos, que sólo Dios poseía y haciéndoles aún superiores a Él. Aún más, esta idea llevó a los hombres, sobre todo a los que predominaban sobre otros, se deificaran a sí mismos, no en una perfecta Unión con Dios, sino, exclusivamente, como una imagen de Dios.
La Idea Filosófica de Egipto era puramente monoteísta, pero sus consecuencias directas eran religiosas y politeístas.
Continuamente sucede este fenómeno: la idea monoteísta se vuelve politeísta y reacciona luego, sistemáticamente, contra esta deducción.
La controversia de estas ideas fue denominada la lucha de los dos Soles.
El hombre, creado por Dios, tiene que reconocer y adorar a su Dios, únicamente. Toda adoración tributada a otra entidad que no sea Él, es renegar de su infinito poder y ser idólatra. Aún más, pierde el hombre así el don de adorar a Dios en Espíritu y Verdad y rinde culto a la grosera forma exterior. Pero los otros refutaban que el culto a Dios bajo diversas formas nada quitaba a la verdadera adoración del Dios Único, ya que las formas diversas, eran expresiones e imágenes de la única forma divina, Puro Espíritu y Verdad.
Periódicamente hubieron grandes movimientos idealistas que tendían a abolir la idolatría, pero, como ésta estaba apoyada por los Faraones y Sacerdotes, los filósofos tenían que huir al Desierto. Este fenómeno se produjo sistemática y periódicamente durante toda la larga existencia de las Dinastías Faraónicas.
Estos filósofos, seguidos de unos pocos discípulos, se asentaban entre los pueblos bárbaros, entre los negros etíopes y los Asirios, y así propagaban sus doctrinas, procurando retornar desde allí para volver a conquistar los grandes centros culturales de Egipto.
El Rey Filósofo Amenofis IV, en compañía de su esposa Nefertiti, que había traído del desierto el concepto del Dios Único, procuró transformar este Ideal en una religión, contraponiéndose a los Sacerdotes de Amón y a las antiguas costumbres, fundando una ciudad para adorar en ella al Dios Único; fracasó en su intento y, después de su muerte (1280 a. J.C.) fue borrado el culto de Atón, y restaurados los anteriores.
Los Hebreos eran hombres nómades que venían del Desierto y concebían claramente la idea de un solo Dios, manteniéndose entre el pueblo del Faraón como rebeldes y al margen de la ley religiosa vigente.
El Éxodo de este pueblo, guiado por Moisés, es una demostración histórica de que los filósofos e idealistas eran perseguidos y tenían que refugiarse en el Desierto.
Los griegos, herederos de los egipcios, y que fueron en un principio un pueblo pastor y nómade monoteísta, cuando se asentaron y engrandecieron, transformaron su ideal en una religión politeísta.
La Filosofía y la Religión, como dos esposos, se buscan y rechazan continuamente.
La corriente ideal monoteísta es absorbida por la potencia religiosa y práctica del politeísmo, pero siempre el ideal surge de nuevo para proclamar, sobre todas las cosas y diversas formas, que Dios es Uno y que no hay otro fuera de Él.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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