Curso XXIX - Enseñanza 10: La Raza Atlante
Durante la época atlante hubieron dos grandes períodos glaciales; a éstos siguieron otros menores, que duraban un año saturniano (30 años). Esto era una reacción lógica a períodos de gran calor terrestre.
Tejas, el elemento del fuego, dominaba sobre la Tierra con grandes calores e intensos fríos; y hacía sentir su influencia en el cuerpo humano haciendo subir la llama de Kundalini desde el Chakra fundamental al cerebro.
El continente atlante se extendía desde Islandia hasta el Brasil y desde Texas y Labrador hasta el África. Pero continuos deshielos, en los períodos de intensos calores, provocaban diluvio tras diluvio, inundación tras inundación. La influencia de Tejas sobre la Tierra trajo la de Apas, el elemento del agua.
Durante la época atlante hubieron cuatro grandes diluvios:
El primero se produjo en época no precisada.
El segundo ocurrió hace 850.000 años y provocó el hundimiento de toda la parte septentrional de Atlántida.
El tercer diluvio se produjo hace 220.000 años y dividió la Atlántida en dos continentes, llamados Ruta y Diatya.
El cuarto y último, ocurrió hace 87.000 años, hundió por completo al continente, dejando, como último resto, una meseta sobre una montaña de Ruta, llamada isla de Poseidonis y que fue descrita por Platón, en el Timeo.
El atlante era ya un hombre perfecto.
Si bien caminaba erguido, por lo mismo daba la impresión de hacerlo inclinado hacia adelante; su tez era de color rojo obscuro.
Estos seres no conocieron religión humana, ni fálica, sino adoraban a Dios en Espíritu y Verdad; o eran grandes químicos y conocedores de los poderes terrestres, llamados magoons, de los cuales descenderían los magos negros.
Su vida diaria se dividía en dos etapas: durante el día vida material y durante la noche vida espiritual; en el sueño se desprendían rápidamente de las envolturas físicas y penetraban en el mundo astral, para escuchar la voz y las enseñanzas de los Grandes Maestros.
Pero paulatinamente fueron perdiendo este don, pues su misión era la de adentrarse en el conocimiento de la materia.
De este tipo fueron las tres primeras subrazas: Rmoahalls, Tlavatli y Tolteca.
La cuarta subraza, Turania, aún más humana, fue de color amarillo.
A ésta siguieron la Semita, y la Akadia, de tez blanca; de éstas surgiría la quinta Raza Raíz, la Aria.
La séptima subraza, Mongola, fue de color amarillo y semillero de degeneración y decadencia.
Si bien en los primeros tiempos los atlantes, por medio de su tercer ojo o glándula pineal desarrollada, pudieron ver el poder de Dios frente a frente, paulatinamente fueron perdiendo estos dones espirituales.
Estos Hijos de Dios fueron precipitados en lo más profundo de la materia, transformándose en hijos de Satán.
El elemento Apas, que tuvo un papel preponderante durante el desenvolvimiento de esta Raza, aportó a la Humanidad el don de una perfecta porosidad de la piel, haciendo al cuerpo físico apto para soportar la lucha con todos los elementos y temperaturas y disponerlo para la conquista, durante la quinta Raza, de la Tierra y de la vida, por sus propios medios; y para conquistar a la hermosa diosa Prithivi, que esperaba, dormida, a su Dios redentor.