Curso XXVIII - Enseñanza 15: Los Romanos

Los Racenos, que con el correr de los siglos se llamarían Etruscos, fue un pueblo de extraordinaria civilización, como aún lo demuestran hoy los restos de monumentos descubiertos en las excavaciones de aquellas ciudades perdidas.
Pero otros pueblos, de origen Semita, y en particular aquellas tribus que después se llamaron Ligures, invadieron la península itálica, destruyendo a sus antiguos moradores e imponiendo sus leyes y religión, de origen egipcio y divino.
Empieza desde entonces el culto a los antepasados y la transformación del héroe y del jefe muerto de la tribu en Dios.
El origen de los antiguos Romanos es completamente mitológico y está basado en las creencias de todas las antiguas religiones Arias: un dios hecho hombre.
Rea Silvia, sacerdotisa del culto del fuego o solar, se desposa secretamente con el Dios Marte y es madre de Rómulo y Remo. Los dos niños están constituidos por una manifestación divina y humana. Abandonados en el río, los recoge un pastor y los amamanta una loba, símbolo esto del descenso de las almas puras a los mundos inferiores para conquistarlos.
Rómulo, después de haber matado a su hermano, fundó un pueblo de forajidos, que implantaron un reino a fuerza de brazo y de esfuerzo.
Por eso, como los Asirios, su religión se basa en la fuerza, el poder, la guerra, el orden, la ley y el militarismo.
La Suprema religión de los Romanos es el valor, la victoria en el combate y el engrandecimiento de su pueblo.
El único Dios, el único sacerdote, es el rey que los gobierna o el dictador o el emperador. No tienen otro dios que aquel orgullo indómito que nunca los detiene ni deja reposar.
El Águila ha de haber sido la primera imagen religiosa de los Romanos porque, como ella, quisieron levantar siempre más alto vuelo.
Después de hacerse grandes y de extender sus dominios extraordinariamente con el contacto de los Griegos, que tenían innato el sentido de la religión y de la mitología, eligen dioses.
Nunca tuvieron los Romanos dioses propios, sino copiados del Olimpo Helénico: Júpiter, rey del cielo, es el Zeus de Atenas, Venus es Afrodita, Marte es Ares, Apolo es Febo, Vulcano es Hefaistos, y así sucesivamente.
Pero con el culto y la imitación de los dioses griegos, decayó el concepto del culto familiar, del culto primitivo y fue así socavada la grandeza de Roma.
El pueblo romano fue en particular, o muy supersticioso o muy escéptico, y era tal su poder y esplendor, que atraía hacia sí todos los cultos de las demás religiones existentes.
En el tiempo del imperio eran innumerables las sectas que existían en Roma, a veces con mucho descrédito y empequeñecimiento de los dioses propios y de su culto. Era de esperar, por consiguiente, una reacción como la que ocurrió en el tiempo de los cristianos.
El imperio Romano había tolerado todo y había admitido a todos los dioses en su panteón; pero no podía renunciar a divinizar al hombre que lo gobernaba, porque sobre el poder casi divino de los soldados que lo dirigía, está el sostén y armazón de todo el imperio. De allí la persecución violenta que se desencadenó en contra de los cristianos, que negaban esa divinidad básica del imperio.
Ni en ciencia ni en filosofía, fueron ricos los Romanos, porque adaptaban los filósofos Griegos y las ciencias extranjeras, estimando la guerra como supremo interés y único anhelo del hombre.
Se puede dividir el período religioso Romano en tres etapas:
Primera: Aquella del culto natural y familiar del pueblo guerrero, que fue la de máximo florecimiento.
Segunda: El período de adopción de los dioses Griegos que fue el asentamiento del Imperio.
Tercera: El período cristiano que fue de rápido descenso para el gran Imperio de las águilas.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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