Curso XXVII - Enseñanza 2: Los Vedas

Hace miles de años una gran columna de Arios cruzó los Himalayas y, encaminándose hacia el Norte de la India actual, establecieron allí su morada.
Los guiaba el Manú Vaivasvata, un Iniciado Solar de Primera Categoría, y diez sabios llamados Richis; sus nombres eran respectivamente: Marichi, Atri, Pulastya, Pulaka, Angrias, Kardama, Daskscha, Vashishiha, Bhrigú y Narada.
Se asentaron allí, en la tierra de Uttura Kuru, país encerrado en un círculo de altas montañas que podría ser la actual Cachemira.
Estos Arios Indos de tez blanca, de pie convexo, poseedores ya del quinto sentido, primera subraza de la gran Raza Aria, dejaron a sus descendientes la historia de su magnífica religión redactada en los Vedas milenarios.
Los Vedas, palabra que quiere decir “ciencia pura”, son un conjunto de himnos y cánticos que aquellos antiguos pueblos acostumbraban elevar a sus dioses; himnos que al principio no estaban escritos, sino que eran transmitidos oralmente de generación en generación.
Los Vedas se dividieron en cuatro grupos: 1° Rig, 2° Sutra, 3° Brahmanes y 4° Atharva.
Por estos libros sagrados se deduce que se conocía ya un principio infinito e inmenso, desde donde surgían todas las cosas creadas: Aditi, el Infinito.
Detrás de este concepto universal se formaba la idea de un Dios creador, personal, fuerte, que encierra en sí todo el poder del bien; este es Indra, el segundo dios hindú, que lucha continuamente contra el mal y contra el espíritu de las tinieblas y de las obscuridades: Vritra.
A Indra le llaman los Vedas “el único Dios que profesa amor a los mortales, que los auxilia, que derrama a manos llenas sus bienes sobre ellos”.
La Raza Aria, antes de dividirse en tribus, que fueron las fundadoras de las distintas subrazas, poseían el único idioma, el Zenzar; y todas tienen en sus voces primitivas, en sus vocablos básicos, una única raíz y un único relato que recuerda una región donde habitaron anteriormente, fría, de nieves y de largos inviernos.
El idioma primitivo de los Arios es el Sánscrito, que se transforma después con el tiempo, como todos los idiomas primitivos, en lenguas sacerdotales y religiosas.
La lengua Sánscrita es para los indos Vak, la vibración eterna, que ellos transforman en divinidad.
Los versículos de los Vedas cuando son modulados según las antiguas entonaciones, tienen para ellos una vibración de especial poder, a la cual se llama Mantra.
Agni, el fuego, Phritivi, madre de la tierra, Mitra, el sol, Varuna, las nubes, Arimau, el lar familiar, en una palabra, todas las manifestaciones de la naturaleza, todas las costumbres, las virtudes, el bien y el mal, son materializados y transmitidos a la posteridad como divinidades.
Enseñan que aquellos antiguos y nómadas pueblos de pastores fueron asentándose poco a poco, desde la Pañchala que quiere decir país de los cinco ríos, hoy Penjab, hasta alcanzar una civilización de proporciones fantásticas.
Las leyes del Manú, el más antiguo código indo, describe cuáles fueron las bases, el orden de este pueblo y de su religión.
También se encuentra en la religión indo, después de un Dios infinito “Aditi”, después del Dios creador “Indra” y de un principio de lucha entre el bien y el mal “Indra”y “Vritra”, después del culto a las fuerzas naturales y atmosféricas, el culto a la Trinidad, principio que se encuentra en todas las religiones Arias. Este concepto es muy posterior a los Vedas y representa un Dios Uno, pero con tres aspectos: el Brahma, Vishnú y Siva, que son imagen de la mente cósmica, de energía primaria y la sustancia indiferenciada respectivamente.
Se verá paso a paso, al estudiar en las distintas religiones, estos principios divinos y naturales, con uno u otro nombre, siempre renovándose, siempre los mismos.
La religión Aria es Una, natural y divina, pero las distintas razas le han dado diversos nombres.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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