Si bien la palabra amor está en todos los labios, se pronuncia en todos los idiomas y se expresa en todas las formas, muy pocos sabrían dar una definición exacta del Amor.
El primer rayo del amor es animal, instinto que empuja a la conservación de las especies; en ritmo loco a través de los tiempos, luchando, matando y aun sucumbiendo por ese afanoso deseo de conservación, salen triunfantes los diversos tipos de animales y de razas humanas.
Todas las virtudes hasta ahora enumeradas son indispensables; pero, para que tengan una vida eficiente, han de estar basadas sobre los fuertes pilares de la Perseverancia.
Cuenta una leyenda que Dios mandó un Ángel a la Tierra para que bautizara con un nombre a cada una de las especies de flores.
El movimiento universal oscila continuamente entre una fuerza que impulsa a la creación y a la actividad, y otra que atrae a la aniquilación y al relajamiento.
Estos dos grandes movimientos cósmicos son: Conciencia y Voluntad.
En un punto determinado del Sendero, el discípulo queda perplejo ante un nuevo aforismo: “Como gota de agua, en un inmenso mar, el alma para vivir la hora eterna, ha de sumergirse en el mar del olvido”.
Cuando el ser cruza el círculo humano, recibe de manos del Hada Naturaleza el don de usar espontáneamente de su sexo.
Los animales están sujetos a las épocas, a los períodos de celo y a las combinaciones instintivas y alternativas del macho y de la hembra; mientras que el hombre normal y en sanas condiciones puede usar del acto de la reproducción cuando lo crea conveniente y necesario, según su instinto y razón.